Me gustaría aportar un granito de arena en ésta página desde el conocimiento y la sinceridad de mis palabras.
Eramos apenas unas adolescentes despertando a todas las emociones y cambios en nuestras vidas; recuerdo la primera vez que te vi maquillada Mar, me gusto tanto que te observé durante toda la tarde. Al día siguiente intenté imitar con más pena que gloria la armonía y la luz que realzaban tu rostro.
Durante días limpié mi cara desilusionada y sin entender porqué a mi no me favorecía el rimel, el lápiz, los coloretes… hasta que te pedí que me enseñases.
Después de un tiempo me dijiste, “Mª José tienes que aprender a maquillarte, yo no voy a estar toda la vida para hacerlo”.
Nuestros caminos se separaron durante muchos años pero volvías a mi cada vez que me decían “te maquillas muy bien”, “¿me enseñas?”, “¿cómo realzas tus ojos?”… y yo siempre respondía, me enseñó una amiga.
Yo no sabía, ni sé, sacarle partido a las facciones de otra persona, y cuando nuestros caminos se cruzaron de nuevo y pude ver, conocer tu trabajo, lo primero que pensé y sentí es que siempre tuviste un don y una sensibilidad especial para embellecer el rostro de una mujer.
A pesar de saber que te has formado por muchos lugares del mundo, que te avala un trabajo exitoso y amplio, creo firmemente que posees algo con lo que se nace o no, la capacidad de ver lo que otros no ven.
Estabas destinada a lo que desde hace muchos años es tu profesión.
Mª José Morán.